Aunque el lipedema es una condición que puede llegar a afectar, en distintos grados, a más del 5 % de las mujeres, la realidad es que poco se habla y se conoce de ella. Es por esta razón que, hemos creado esta guía sobre cómo identificar el lipedema y diferenciarlo de otros padecimientos similares.
¿Qué es el lipedema?
El lipedema es una enfermedad de carácter progresivo y crónico que afecta el tejido adiposo, especialmente de mujeres, en la que se produce una acumulación patológica y desigual de grasa, en brazos y piernas.
Características principales
El lipedema se caracteriza por la distribución anormal de la grasa corporal en áreas específicas como: las piernas, caderas y brazos. Otra particularidad de esta condición es que se presenta mayormente en personas del sexo femenino, y por lo general ni las dietas ni el ejercicio ayudan a mejorar o controlar los síntomas.
Diferencias entre lipedema, linfedema y obesidad
El lipedema se diferencia del linfedema, en que este último se trata de una acumulación de líquido linfático en los tejidos blandos, mientras que el lipedema es acumulación de grasa.
Por otra parte, la obesidad o sobrepeso se hacen evidentes en todo el cuerpo, y el lipedema es localizado. Además, la obesidad puede ser controlada con dieta y ejercicios, en cambio, el lipedema, no.
Cómo identificar el lipedema: señales clave
Señales visuales y sensaciones que pueden alertarte
Una señal visual muy evidente del lipedema es la simetría en el volumen de brazos y piernas. Mientras que el resto del cuerpo no presenta ese cambio de tamaño, sino que luce un aspecto y un peso normal, o incluso menor, mostrando una desproporción
Síntomas físicos más característicos
El lipedema produce una sensación de llevar un peso adicional en las piernas o brazos, con lo cual se siente pesadez y presión que provocan a su vez agotamiento y fatiga; así como, problemas de movilidad y para realizar actividad física.
El tejido adiposo se puede sentir como bultos o nódulos. Puede haber inflamación y apariencia de hoyos en la piel.
Dolor, sensibilidad y facilidad para los hematomas
La acumulación de grasa en estas zonas del cuerpo (piernas y brazos) puede provocar dolores fuertes y continuos; así como, sensibilidad al ejercer presión en la zona afectada. Incluso el contacto leve con la ropa o una caricia puede causar molestias.
También es común, que los pacientes sufran de fragilidad capilar, por lo que pueden presentar hematomas por traumatismos leves o equimosis, sin motivo que lo provoque.
Grados y tipos de lipedema
Los cuatro estadios clínicos del lipedema
Etapa I – La piel presenta un aspecto aparentemente normal, pero hay una acumulación del tejido adiposo en zonas como las caderas, muslos y brazos, lo que provoca el aumento del volumen. Al realizar una palpación se pueden sentir algunos bultos bajo la piel, que producen dolor y molestias.
Etapa II – Los acúmulos de grasa resultan más evidentes, tanto a la vista como al tacto. Su tamaño puede ser semejante a una nuez o más grandes. La piel luce irregular y adquiere una apariencia como la de la celulitis o piel de naranja, pueden aparecer hematomas y verse pálida.
Etapa III – Es una fase avanzada del lipedema, en el que la acumulación de tejido adiposo es mucho mayor, y tiende a acumularse alrededor de los muslos y las rodillas. Los depósitos de grasa se vuelven más duros y pueden llegar a colgar.
Etapa IV – Lipolinfedema. Es la última etapa en la que se clasifica el linfedema, y además de la acumulación de grasa, también se ve afectado el sistema linfático, por lo que también se produce una acumulación de líquido, en especial en tobillos y pies.
Tipos de lipedema según la localización
- Tipo I: La grasa se acumula en la zona media del cuerpo, entre el ombligo y las caderas/nalgas.
- Tipo II: En la parte alta de las piernas, más exacto, entre la pelvis y las rodillas.
- Tipo III: En la parte alta y baja de las piernas, entre la pelvis y los tobillos.
- Tipo IV: Es la que se presenta en los brazos, entre los hombros y las muñecas.
- Tipo V: En la zona baja del cuerpo, entre las rodillas y los tobillos.
Cómo evoluciona la enfermedad sin tratamiento
Cuando no hay un manejo médico para el lipedema, la condición puede progresar, provocando mayor dolor, problemas para moverse y otras complicaciones, como el lipolinfedema, en el que el sistema linfático se ve afectado

Causas y factores de riesgo
- Predisposición genética familiar. Existe cierta evidencia que indica que el lipedema puede ser una condición hereditaria. Quienes han tenido algún familiar directo con lipedema (madre, hermana o tía), pueden tener mayor predisposición a sufrirla.
- Influencia hormonal. En las mujeres, los cambios hormonales que se producen en la pubertad, el embarazo o la menopausia o por la toma de anticonceptivos hormonales, pueden provocar la aparición de la condición.
- Problemas del sistema vascular. Algunos pacientes que tienen condiciones como permeabilidad de los vasos sanguíneos o acumulación de líquido linfático pueden sufrir lipedema.
Factores que favorecen su progresión
El descontrol de la hormona tiroides puede agravar la condición del lipedema. Además, condiciones como la obesidad y el sobrepeso, aunque no guardan relación con la enfermedad, sí pueden estar relacionadas con que la condición puede empeorar. En estos casos el médico puede recomendar métodos como un bypass gástrico para controlar el peso.
Diagnóstico del lipedema
Exploración clínica y criterios diagnósticos
El especialista realizará un chequeo físico para revisar la calidad y aspecto de la piel, haciendo palpaciones, en busca de bultos u otras señales. Además, el médico debe analizar los antecedentes médicos y familiares del paciente.
Pruebas complementarias utilizadas por especialistas
Los médicos puedes utilizar pruebas de imagen como: Eco-Doppler, linfografía o ecografías que les permitan ver el tejido adiposo bajo la piel, la función circulatoria de los miembros inferiores o una linfogammagrafía para asegurarse que el flujo del sistema linfático es óptimo.
Errores de diagnóstico frecuentes
Debido a que el lipedema se puede confundir con obesidad u otras enfermedades, el diagnóstico muchas veces se basa en descartar otras afecciones. Por lo tanto, es esencial acudir con un especialista como un dermatólogo, cirujano vascular o cirujano plástico, quienes son los profesionales capacitados para dar un diagnóstico seguro y preciso.
Tratamientos disponibles para el lipedema
Tratamientos conservadores
El uso de prendas de compresión o los drenajes linfáticos, pueden ayudar a reducir la inflamación y a mejorar la circulación. También adoptar un régimen alimenticio en el que se incluyan alimentos antiinflamatorios como la cúrcuma, ajo, cebolla, alimentos ricos en fibras, antioxidantes, vitaminas y minerales.
Ejercicio
Aunque el peso extra y el dolor puede dificultar el ejercicio, realizar alguna actividad de bajo impacto o ejercicio acuático, como la natación, puede ayudar a mejorar la movilidad y reducir la hinchazón.
Cirugía para el lipedema
La alternativa de tratamiento definitiva es la cirugía para eliminar las células adiposas enfermas. La técnica más recomendada es la liposucción en Madrid; ya sea, una liposucción WAL, asistida por agua, o la liposucción PAL, asistida por potencia. Siempre de la mano de un profesional con experiencia y en un centro de salud certificado.
Conclusión: cuándo acudir a un especialista en lipedema
Si sospechas que la acumulación de grasa y líquido que notas en piernas y brazos es algo más que sobrepeso, aquí has encontrado información sobre cómo identificar el lipedema, lo cual te permitirá revisar los síntomas que se asocian con la enfermedad y comparar con lo que has observado. De igual forma, te recomendamos acudir con un especialista para que puedas recibir atención oportuna y evitar complicaciones o que la situación empeore.